Durante estos dos años de Hope en Valparaiso (2006-2007) hemos aprendido un montón de lo que Dios nos enseña por medio de los amigos que vamos conociendo cada sábado en los desayunos, y en la semana con las personas que hablamos y están en la calle.
Desde el primer año de la universidad que veía a un abuelito dormir en una banca de la avenida Brasil, pero no me atrevía a acercarme. Hasta que estudié la Biblia y me bauticé. Un día agarre fuerzas y ánimo de Dios y fui a hablar con ese hombre.
Le conocí su nombre y hablamos un buen rato. Su cara se llenó de alegría. El comprendió que no era invisible a las personas, y que de veras es una persona igual que nosotros. Al tiempo de estar orando en la iglesia y de comprometernos con Dios en desayunos en todo el centro de Valparaíso a las personas que lo necesitaban.
Don Sergio, Sergio Vilches, así se llamaba este cariñoso abuelito. Su rostro no se me olvida. Me trae recuerdos de mi abuelo.
Le conocí su nombre y hablamos un buen rato. Su cara se llenó de alegría. El comprendió que no era invisible a las personas, y que de veras es una persona igual que nosotros. Al tiempo de estar orando en la iglesia y de comprometernos con Dios en desayunos en todo el centro de Valparaíso a las personas que lo necesitaban.
Don Sergio, Sergio Vilches, así se llamaba este cariñoso abuelito. Su rostro no se me olvida. Me trae recuerdos de mi abuelo.
La semana recién pasada falleció don Sergio, de hipotermia, ya que en el invierno de este año 2007 estuvo muy duro, y las heladas de madrugada que absorbía en esa banca terminaron con su vida. Eso ha sido un impacto para nosotros que hemos estado preocupados de él. Yo hablaba en la semana, después de clases, con él. Le leíamos Escrituras o hablábamos de la guerra mundial en la que estuvo.
Conocerlo me ha ayudado a ser más agradecido de Dios. Hoy en día estoy aprendiendo a ser más ordenado con mi ropa, mi pieza, y mi departamento. Le doy gracias a Dios por tener lo que tengo. Y don Sergio también cambió mucho.
Conocimos a otro hombre, William Pino. Fue un velocista nacional reconocido. Pero después que tuvimos unas conversaciones y mostrarle que nosotros confiábamos en que él podía cambiar, se animó tremendamente. Hoy ya no vive en la calle y tiene un trabajo que lo sustenta, gracias a Dios.
Las personas a las que visitamos están en situaciónes no favorecidas como nosotros. Pero son como nosotros. Sabemos que la voluntad de Dios es estar con los necesitados. Llegar a ellos con el evangelio y enseñarles el gran amor de Dios.
Marcos 2:1-5
Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm, corrió la voz de que estaba en casa. Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta mientras él les predicaba la palabra. Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico. Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, luego de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: - "Hijo, tus pecados quedan perdonados."
En la Escritura vemos a 4 hombres bien conocidos por Dios. Es decir, había 8 brazos. De modo que ellos "vieron" la necesidad y se "propusieron" llevarlo a los pies de Cristo. ¿Sabes? La participación de 1 no es tan poderosa como las de todos nosotros.
La persona más destacada es Cristo. Podemos ver a Jesús lleno de poder, haciendo muchos milagros. Había muchas personas, pero la figura central es Cristo. Todo lo demás es circunstancial.
Tal vez nosotros nos fijamos en cosas secundarias como: "esta sucio", "está aseado", "anda bien vestido", "tiene olores", etc. Pero ¿Qué es lo que Jesús vió?, la FE.
Los cuatro hombres ofrendaron sus vidas porque lo principal para ellos era Cristo, y así lo demostraron. ¿Sabes cuál fue la ofrenda que dieron ellos? Su servicio.
Así que hermano, cada ofrenda que damos es importante para Dios, Él lo valora muchísimo. Pero lo que Él se fija es nuestra fe por cómo damos. De modo que necesitamos esforzarnos porque nuestro corazón crezca más en fe por la salvación de los amigos de los desayunos, llegar a servir y mostrar a Cristo el central en los desayunos y en cada ofrenda que damos. De Dios es toda la gloria!
(Testimonio redactado en Septiembre de 2007)
(Testimonio redactado en Septiembre de 2007)
Hola, quería compartir la alegría que es ir a estos tiempos de dar... aunque en realidad uno se da cuenta que recibe muchisimo. Creo que Dios trabaja mi corazon cada vez que estoy dispuesto a compartir cada sabado.
ResponderEliminarAnimo hermanos! Sigan haciéndolo para Dios!
Hans: me anima tu testimonio, todos nos encariñamos con ese viejito, contaba mil historias. Eso sí, tienes que incluir la fecha en que creaste el artículo, porque no concuerda con la fecha de la publicación en este blog... un abrazo hermano!
ResponderEliminarEs cierto, es un testimonio de hace un tiempo. Fue mas o menos en septiembre de 2007.
ResponderEliminarHoy en día sigo recordándolo.
Gracias por el aporte. (Y no tengo idea de quien es "sinapsis")