martes, 10 de agosto de 2010

EL ADN DE LAS RELACIONES

Todos anhelamos tener intimidad emocional, física y espiritual con otras personas. Hablamos en términos de amistad, lazos de familia y romanticismo.

 ¿De dónde viene ese anhelo?
Es parte de nuestro ADN de las relaciones.

¿Qué es el ADN de las Relaciones?
En pocas palabras, es el código genético afectivo con el que fuimos creados. Es nuestra estructura de las relaciones. Esto es válido para todas las personas en todos los tiempos.

Para los solteros es muy importante el área romántica, sobretodo cuando el tiempo empieza a pasar.
 Pero antes de pensar de lleno en este tema, es importante aprender unos principios importantes para poder construir bien nuestras relaciones. Es importante empezar a practicar estos principios en nuestro entorno, y de una manera especial entre nosotros.
 Génesis 2:18
Adán fue el primer ser humano creado por Dios. Seguramente se sentía en armonía con su ambiente y en intimidad con Dios
El Edén era un verdadero paraíso, un lugar seguro donde vivir. No había guerras, catástrofes, hambre, ni pecado.

Podemos decir que Adán estaba cómodo. Dios le había dado todo lo que necesitaba: Un trabajo, una relación íntima con su Padre y todo lo necesario para cuidarse a sí mismo.

Pero le faltaba algo. Dios quiso darle algo más: Una compañía humana, un vínculo humano. Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”.
Dios había puesto en lo profundo de Adán el anhelo de un lazo físico y emocional, de una unión espiritual, de un vínculo del alma al que llamamos “relación humana”.

Es lo que ha puesto en nosotros. Por eso no es un misterio que el amor es el ingrediente más importante en la búsqueda de significado del soltero.

El código del ADN de las relaciones está compuesto por tres hebras:

1. Fuiste creado para vincularte con otros.
2. Fuiste creado con la capacidad de elegir. No siempre puedes elegir tus relaciones (Ej: papás, hijos, compañeros, etc.), pero puedes elegir la manera de actuar en cada uno de tus vínculos. Básicamente elegirás de una manera que favorezca o deteriore tus relaciones
3. Fuiste creado para asumir responsabilidad por ti mismo. Cuando Adán y Eva no tomaron responsabilidad por sí mismos, cuando decidieron no escuchar las instrucciones de Dios, violaron su ADN. Enfrentados a las consecuencias de su elección, ninguno estuvo dispuesto a asumir su responsabilidad.
Hoy vamos a desarrollar más detalladamente la primera de estas tres hebras.

Fuimos Creados para tener Vínculos

Génesis 2:21-22

Fuimos creados con la necesidad de estar relacionados. Aunque a veces las relaciones se hacen complejas y a veces hemos deseado estar solos, lo cierto es que todos tenemos el anhelo de pertenencia (de pertenecer a alguien), de ser valorados y amados por quienes somos.
Las relaciones no son una opción. Queramos o no estamos en ellas. Padres, compañeros de trabajo, etc.
Cuando las relaciones se vuelven difíciles o dolorosas la mayoría trata de dejarlas atrás, a veces y por un tiempo renunciamos a todo tipo de relaciones, sin embargo, tarde o temprano volveremos a intentar relacionarnos con alguien.


La historia de Génesis nos muestra que fuimos creados para tener 3 tipos de relaciones: Con los demás, con nosotros mismos y con Dios. Estás relaciones están entrelazadas. Si una pierde el equilibrio, las otras se verán afectadas.

1. Relación con los Demás¿Cómo son tus relaciones con otros?

¿Fuertes, agradables, constructivas, respetuosas e interesantes?

¿O decepcionantes, tensas, dolorosas y frustrantes?

¿O de ambos tipos?

Génesis 3:10-13
En la historia de Génesis vemos el eterno problema de las relaciones con otros: el juego de la culpa que jugaron Adán y Eva, señalando al otro como la raíz del problema.
Piensa en tus relaciones actuales, especialmente aquellas que son conflictivas.


¿Te escuchas haciendo este tipo de comentarios acerca de la otra persona?

¿Consideras que son ellos los culpables del problema?



Debemos aprender algo muy importante: “Nunca es culpa de uno solo”.



Casi siempre el dolor que te causa la otra persona proviene de un temor o de una inseguridad que tú tienes. Piensa un minuto. Si alguien dice algo falso de ti, no es un problema. Solo te sientes herido por lo que otros dicen o hacen cuando hay algo de cierto en lo que dicen.



Ejemplo simple: Mides 1,90 metros de altura. Si alguien te dice “enano”, no es un problema para ti, es seguro que no te ofendas. Pero si alguien te dice “gigantón”. A lo mejor te molestas porque tienes algún tipo de complejo por ser tan alto. Puedes sentir que te agreden, que se burlan de ti.
Recuerda: Nunca es culpa de uno solo


2. Relación Contigo Mismo
 Es muy fácil desarrollar dos extremos enfermizos en este tipo de relación. Puede ser que tengas una tendencia a enfocarte en ti mismo más de la cuenta o puedes ignorarte, desvalorizarte y postergarte.
Ser equilibrado es la meta.
¿Tienes una relación sana contigo mismo?
¿Te llevas bien contigo mismo?
¿Te ves como alguien valioso?
¿Gustas de ti?
¿Te aceptas?
¿Te perdonas?
¿Te cuidas?
Necesitamos aprender a observarnos a nosotros mismos. Cuando hacemos esto estamos en mejor condición para relacionarnos con otros porque podemos vernos con objetividad.
Un concepto importante de aprender: “Debemos incluirnos en la escena”.
Cuando logres dominar esta habilidad, es decir, percibir tu imagen y la de otra persona dentro del mismo marco, te verás en perspectiva con los demás. Podrás reconocer las consecuencias de tus acciones y el efecto que tienen sobre los otros. Así podrás adecuar tus pensamientos, tus palabras y tu comportamiento.

Romanos 12:3
 A veces las imágenes que vemos de nosotros mismos no nos gustan. Pero el peligro está en huir de esa cosa fea que vemos. De hecho, la razón por la cual las personas evitan desarrollar una relación franca y objetiva consigo mismas es porque tienen miedo de lo que puedan encontrar. Pero no hacerlo es dañar tus relaciones con otros y con Dios.
 ¿Cómo debemos vernos? Debemos usar el lente más objetivo y veraz que tenemos, el de Dios.

 3. Relación con Dios
Tu relación más importante es la que tienes con Dios, que es la fuente de la vida.

Génesis 3:4-6
Adán y Eva aprendieron esto de la manera más difícil. Dios les ofreció todo lo que necesitaban. En primer lugar, una relación con El. En segundo lugar, la relación con el otro. Dios estaba a su disposición. Les dijo a ambos que tuvieran la confianza de que El respondería a sus necesidades.
 ¿Qué hicieron? Confiaron en la serpiente.

Es como cuando decidimos confiar en lo que escuchamos en el mundo:
“Ya deberías estar casado”, “tal vez eres muy exigente”, “se te va a pasar el tren”, “tus amigos y parientes de la misma edad ya están casados y con hijos”, “quiero presentarte a alguien super buena persona”, etc.

Cuando Adán y Eva le dieron la espalda a Dios se alejaron de la fuente inagotable de amor, alegría, paz y vida abundante. Dios tiene el mejor plan, su plan es perfecto y funciona.
Dios nos ofrece amor, aceptación, perdón, reconocimiento, crecimiento, satisfacción, honra.

2 Pedro 1:3
El provee de todo lo que necesitas para llevar una vida con sentido y para mantener relaciones satisfactorias.


Juan 10:10
El te ofrece una vida abundante. Esa escritura es para hoy, en la condición en la que estás: soltero. No es una promesa para los casados. ¡Eso no es cierto! Es una escritura para ti hoy. Hoy puedes tener una vida abundante.

(Clase de Solteros, por Cristian y Paty Escobar. Sábado 7 Agosto)

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